Vuelvo a pintar una miniatura de Infinity pero esta vez ha sido sin querer.
¿Que cómo pinto algo sin querer? Bueno, todo empezó con las capas bases a Roboute Guilliman y un «me he pasado echando gris», un vistazo a mi estantería y preguntarme, ¿qué miniatura tengo empezada con la que pueda aprovechar la pintura? Y boom! desde la misma estantería me devuelve la mirada una figura solitaria, impregnada de un aire desafiante que me dice taciturna: «Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes»… Bueno, vale, no me dijo eso, pero es que Yoda es muy grande y siempre he querido usar esa frase 🙂
Y lo hice, usé la pintura que me «sobraba» para dar una primera capa gris, y me gustó como iba cogiendo forma, y mezclé mis sobras de gris con un poco de gris más claro para darle las primeras luces, y me seguía gustando lo que veía, así que le dí una luz más, y pensé, «la gabardina tiene que ser del color del ejército con el que mantiene su contrato actual», en este caso Haqqislam, y le apliqué el color base, y fui viendo cosas y seguí aplicando colores y la miniatura poco a poco se iba terminado, como por voluntad propia.
Cuando levanto la mirada y contemplo lo que llevo realizado me doy cuenta que Roboute había sido desplazado a un segundo plano, y este cazarecompensas ha conseguido un protagonismo inesperado, todo gracias o por culpa de un exceso de pintura en el aerógrafo y a estar en la estantería al acecho.
Esto me confirma que la inspiración no la buscamos, nos encuentra y cuando te encuentra más vale hacerle caso y no forzar, y esta es la historia de como fue pintada sin querer esta miniatura, espero que os guste.