Roboute Guilliman, señor de Ultramar

Todo empezó con una palabras:

– ¿Te acuerdas de que hace años me pintaste a Marneus?
– Si, me lo pediste rojo con la capa púrpura.
– Exacto, pues.. ¿te apetecería pintar a Guilliman?
– Por supuesto, ¿color?
– Aún no lo sé…

Y aquí estamos, pintando a un Primarca, lo complicado de pintar a un personaje especial de un ejército concreto es que todo el mundo tiene en su mente cómo es, cómo viste y qué come, así que habrá gente a la que no le guste esta versión porque…»Roboute no es así» Y tendrán razón, Roboute Guilliman Primarca de los Ultramarines no es así, pero esta versión de él sí lo es porque en la mente de mi amigo lo imagina de esta manera y la mini es suya, no intenta ser otro personaje del mundo de 40K, simplemente es el Roboute Guilliman Primarca de los Ultramarines de Joaquín y como tal lo he tratado.

Vamos a verlo.

Una idea con un café vale por dos

El primer paso es saber que quería el dueño de la miniatura para su Primarca así que, café en mano, me contó como veía él a este héroe del Imperio. Para él su capítulo de Ultramarines tiene un lado oscuro, están de alguna manera muy cerca de Khorne y varios de sus guerreros han desertado en favor de este dios oscuro.

Para reflejar este hecho la armadura la quería de un tono azul más oscuro de lo normal, más cercano al color de los Amos de la Noche que no a los Ultramarines, el águila que sostiene la aureola iría de rojo emulando a un fénix; para el caótico de la peana se decantó por un Portador de la Palabra que contrastara con el azul de la figura principal y que cuadrara con el trasfondo.

Vale, ya tengo clara su idea, ahora me toca intentar darle esa personalidad que le diferencie pero que le hace reconocible, sin salirme de lo que me han pedido.

Primeros pasos

La miniatura me la dio  montada, lo cual me ahorró tiempo, pero de todas maneras quité algunas rebabas muy evidentes, apliqué un poco de masilla verde en una zona que no quedaba bien encajada de la miniatura, terminé de rellenar con arena de modelismo la peana y, una vez estaba todo seco, empecé con la imprimación.

Como siempre hago pinté de negro con el aerógrafo, continué con el azul mezclado con negro buscando ese tono que me pidió y subí poco a poco hasta el azul negro puro y el resto lo acabé a pincel. Con el azul más o menos controlado me puse con los dorados. Este orden posiblemente fue mi mayor error, ya que la armadura del amigo Roboute tiene casi más dorado que azul, así que  me hubiera ahorrado tiempo usando como base primero el dorado y después rellenando con azul, pero ya era tarde así que hice el dorado a pincel como penitencia personal.

Proyecto Primarca

En este punto con la miniatura de Guilliman, con las capas bases ya realizadas y alguna subida de color, toca coger distancia y valorar. Hay miniaturas que por su composición son complicadas para mí, cuando veo miles de cables, calaveras, casquillos, fundas, generadores… me colapso, así que es el momento de ver que es lo que tengo y marcarme etapas y limitar el número de colores para que no sea un arcoíris con patas.

Empecé por la peana, porque aun tenía en mi memoria la base para el dorado de Guilliman y necesitaba un cambio.La peana es una figura casi por derecho propio, así que dediqué un tiempo prudencial, sobretodo al Portador de la Palabra, ya que durante un corto periodo de tiempo fue un ejército con el que jugué y se merecía al menos un poco de atención por mi parte.

A falta de algunos detalles finales en la peana, pasé a iluminar el dorado y azules de la armadura, en este punto me di cuenta de que (como siempre) me dejo lo que menos me apetece pintar para el final, lo que suelen ser las armas, en este caso la mega espada de fuego, así que me puse con ella antes de continuar con la armadura porque si no sería una lacra muy grande para mi.

Una vez terminada la espada me pude centrar en los detalles de nuestro Primarca favorito y en sus mil detalles. Este es el resultado. Espero que os guste, pero sobretodo que le guste a Joaquín y le ayude a erradicar a los Herejes… o no 😉