No soy especialista en el comportamiento de la psique humana, pero cuando se produce un nacimiento dentro de una familia que tiene uno o varios integrantes «frikis» en la misma siempre pienso: ¿será «friki» la criatura?
Yo no nací «friki» o, más bien, no recuerdo tener un interés específico por el mundillo. Todo empezó de forma gradual, con películas alquiladas en un videoclub, las cuales siempre tenían que ser de robots; de sábados en la biblioteca de camino a casa de mi abuela, dónde siempre escogía los cómics de Astérix y Obélix, y de los cuales conservo mi fascinación por el mundo clásico, pero también puedo recordar que los primeros libros que leí conscientemente fueron del Barco de Vapor y de temáticas muy variadas.
Así que considero que mi interés por la fantasía medieval o sci-fi no llegó de golpe; por aquel entonces me fui decantando poco a poco por series de animación o películas con influencias geek, las cuales fueron calando y abriéndome nuevos horizontes en los que empezaron a sonar nombres propios como Terry Pratchett, Javier Negrete, y más tarde J.R.R Tolkien. Durante este proceso, las amistades, conocidos y desconocidos que escuché hablar en librerías o tiendas especializadas, me fueron dando las pautas para ampliar mi reducido campo de conocimiento.
Y ahora estoy en ese punto de mirar atrás y no saber qué me impulsó hacia este lado de la brecha, que separa a los que los mundos de fantasía de cualquier género nos transportan, nos hacen hablar de ellos como si todo fuera real y con consecuencias reales dentro de la historia, de aquellos que nos miran con caras raras, como queriendo perdonar nuestra infancia prolongada en el tiempo, que por algún fallo durante la etapa de madurez, aún sigue muy viva.
Conclusión
Siempre hay una ¿no? Almenos a la que yo he llegado es que el «friki» nace pero también se forma, depende de estímulos visuales, de su entorno, pero sobre todo de sus gustos, de manera que si un niño recibe imputs frikis no acabará convertiéndose, pero tratar de impedirlo tampoco le salvará, la cabra tira al monte, así que suerte con esos futuros niñ@s que heredarán las miles de miniaturas sin pintar, reglamentos y libros manoseados que cubren nuestras estanterías dobladas por el peso.
Pd: Felicidades a todos los padres/madres de niñ@s, sean o no frikis, que lo serán y lo sabéis 😉
